¿Comentas?

Agradecemos los comentarios que nos hacen mejorar y aceptamos las propuestas y peticiones sobre las que te gustaría leer en este blog. ¿Colaboras?

22 enero 2018

Gregorio Fernández (1576-1636) (tema y listado)

Gregorio Fernández, nacido en Sarriá, Lugo, en 1576, fue un escultor barroco español, máximo exponente de la escuela castellana, que se caracteriza por su dramatismo y patetismo y por tratarse en muchos casos de grupos escultóricos.
Llega a Valladolid, lugar de la corte de Felipe III entre 1601 y 1606, en los primeros años del siglo XVII y entra en el taller de Francisco del Rincón, con quien se forma.
Gregorio Fernández - Tengo sed (1612)
Gregorio Fernández - Tengo sed (1612)
Imagen: ceres.mcu.es
Sus obras, pasos procesionales y retablos, son tallas de madera que evolucionan desde las tradiciones heredadas del clasicismo, de la elegancia manierista de su primer estilo, hacia un realismo expresivo. Estas obras buscan transmitir dolor y sufrimiento, destacando en ellas la espiritualidad y el dramatismo, casi siempre recogido. 
El realismo mencionado se consigue a través del tratamiento anatómico, que las hace ganar en verosimilitud, del añadido de postizos como ojos de cristal o dientes de marfil y de la gran profusión de detalles en las figuras. Destaca en ellas también la honda expresión de los rostros y la abundancia de sangre y lágrimas.
En cuanto a las vestimentas, cabe mencionar el tratamiento geométrico del drapeado de los tejidos, que aparecen puntiagudos y acartonados, acentuando los efectos lumínicos.
Sus composiciones destacan por ser sencillas y con contención de los gestos. 
Pero además, Gregorio Fernández destaca por ser el creador de modelos para la imaginería barroca española, como los Cristos yacentes, los crucificados o las piedades, ya que sus mejores clientes fueron las órdenes religiosas.
No hay que olvidar que la escultura española de este periodo está muy marcada por los dictados de la Contrarreforma y la decadencia política, económica y social.
Fernández falleció en Valladolid el 22 de enero de 1636.

Gregorio Fernández - Cristo atado a la columna
Gregorio Fernández - Cristo atado a la columna
(Imagen: L. Fernández - Wikimedia Commons)
Entre sus obras destacan:
- Cristo del Consuelo (1610)
- Tengo sed (1612)
- Camino del Calvario (1614)
- Piedad con los dos ladrones (1616)
- Descendimiento de la Cruz (1623)
- Bautismo de Cristo (1624)
- Retablo de la iglesia de San Miguel de Vitoria (1624)
- Retablo de la catedral de Plasencia (1625-1632)
- Cristo de la luz (1630)
- Varios Cristos Yacentes, Cristos atados a la columna, Coronados de espinas, Crucificados e Inmaculadas

12 enero 2018

El sueño de Jacob, José de Ribera (obra)

Esta obra es una pintura realizada por José de Ribera, conocido como "El Españoleto", en 1639 y su título es "El sueño de Jacob". Actualmente se encuentra en el Museo Nacional del Prado (Madrid, España).
Representa un momento del Génesis, en el Antiguo Testamento de la Biblia, en el que el patriarca Jacob se queda dormido y sueña con una escalera celestial de la que suben y bajan ángeles. Se trata de una escena frecuente durante el siglo XVII.
"Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. Acertó a llegar a un lugar; y como se había puesto el sol, se quedó allí a pasar la noche. Tomó una piedra del lugar, se la puso como almohada y se acostó en aquel lugar. Tuvo un sueño: una rampa, plantada en tierra, tocaba con el extremo el cielo. Mensajeros de Dios subían y bajaban por ella." Génesis 28, 10-12.
Ribera - El sueño de Jacob (1639)
José de Ribera - El sueño de Jacob (1639)
Museo Nacional del Prado
En cuanto a la composición, la figura de Jacob, recostada sobre su lado izquierdo, ocupa el centro del cuadro y es representada de una forma bastante naturalista como si fuera un pastor, dándole a la escena un aspecto humano y cotidiano. Destaca además el uso de escorzos y diagonales, algo típico de la pintura barroca. La escalera celestial está representada por un haz de luz en el cielo que apunta a la cabeza de Jacob en el que se pueden ver los ángeles. En relación a esto cabe destacar la influencia de la iluminación y el color veneciano en esta obra y el paulatino abandono del tenebrismo que se produce en la obra de Ribera.
Cabe añadir que este cuadro fue atribuido anteriormente a Murillo.